Consideraciones sobre que palabras usar para hablarles a los niños.
La
mente humana es un terreno fértil para cualquier tipo de semillas “buenas” o
“malas”, las semillas resultan ser tanto las experiencias como las palabras.
Al
ser niños es aún más fácil ser embrujados por las palabras que escuchamos, y
sobretodo cuando vienen de los que en ese momento son los seres más importantes
y poderosos a los ojos del niño: los padres.
Es
por eso que cada palabra de una madre o padre, y el sentimiento que la acompaña
tiene una fuerza descomunal y determinante en la vida de los hijos. Esto será
factor clave en la personalidad en formación de los niños. Nada de que “está
chiquito”, “no entiende” o “no sabe”, yo soy partidaria de ver a los hijos y a
los niños en general con respeto e igualdad de valor.
En
general hay embrujos de magia blanca y embrujos de magia negra, o embrujos que
tienen buena intención y se quedan a medias o acaban no de la mejor manera, aquí
algunos ejemplos:
1.- El concepto de belleza. Decirle
a los niños que se ven muy “bonitos”, “hermosos”, “guapos”, sólo cuando están
arreglados para salir, como si su guapura radicara en el arreglo y no en ellos
mismos. Por eso procuro decirle a Luciana que luce hermosa, en muchos momentos,
incluso en pijama o cuando elige sus combinaciones extrañas.
2.- El concepto del valor. Usar
como halagos sólo los
anteriores (bonita, hermosa), sobre todo con las niñas, como si sólo en eso
radicara su valor, y este 20 me cayó viendo la película “The Help”, por eso
trato de decirle a Luciana muchos otros halagos, como en la película: “you’re kind, you’re smart, you’re
important”, le digo que es valiente, es fuerte, es amable, inteligente,
etc.

4.- Ser supremos y poderosos. Como ya les comenté en el post de ¡CALLATE!, yo personalmente, voy en contra del “no me hablas así que soy tu madre” “soy tu madre y me respetas”, “respeta a tus mayores”, “obedéceme”, como si por el hecho de ser adulto y repartir y combinar material genético el padre o la madre tuviera "la verdad oculta", no voy en contra del respeto y cordialidad, voy en contra de que el respeto radique en la diferencia de edades o en las “jerarquías”, la diferencia debe radicar en una decisión consciente y amorosa de respetar y amar, saber que el respeto venga de sentirse respetado, escuchado, tomado en cuenta, valorado, amado, y no es irrespetuoso el NO estar de acuerdo el uno con el otro, es algo así como “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo” (Voltaire).

Es algo complejo, pero básicamente antes de censurar a Luciana trato de comprenderla, explicarle, y redirigir los afectos que pueden estar detrás de sus conductas inadecuadas, al fin de cuentas ella también tiene derecho a enojarse, y dentro de lo que cabe de acuerdo a su edad tiene derecho a ir formando su propio criterio. Como antes he dicho, esas afirmaciones llevan al niño a sentir, inconscientemente, que no pueden superar al padre. Ya sin tanto rollo, un ejemplo en concreto es cuando Luciana, muy enojada, nos ha pegado, le detenemos la mano y le decimos ALTO con firmeza, le explicamos “yo no te pego, te trato con cariño, puedes estar enojada, pero no puedes lastimar sin razón”, lo que comúnmente se escucha es "a mamá no se le pega"; ya poniéndome muy intensa, en ese u otro momento le explico que pegar es sólo necesario cuando la atacan y no puede tener ayuda y la he enseñado a empujar y decir “aléjate”… Algunos se han reído de mí cuando me escuchan, otros se han asombrado y me han dicho “con razón mi niño nunca se defiende, se deja golpear”. Pero reitero, cada quien es libre de educar a sus hijos como mejor le parezca.
